La Comisión Europea (CE) abrió hace una semana una investigación para comprobar si algunas de las grandes editoriales de la Unión Europea (UE) han acordado los precios de los libros electrónicos, lo que supondría una vulneración de la normativa de competencia, según publican El Mundo y 20 Minutos con información de AFP.
Las editoriales que se conocen que están siendo investigadas son por ahora todas francesas, entre ellas Albin Michel, Flammarion, Gallimard y Hachette. Un artículo al respecto en Lecturalia, elaborado por Raquel Vallés, señala que las editoriales atribuirían dicha denuncia a Amazon en lo que ya parece ser una guerra entre las compañías francesas del sector y la multinacional americana, que se resiste a que le digan a qué precio debe vender los libros. El dedo acusador que ha señalado al portal americano ha sido el de Francis Esmenard, presidente de Albin Michel, en declaraciones a la web francesa 01net.com. Aún no ha habido ningún comunicado oficial por el momento. Hace un mes, las autoridades de la competencia británicas abrieron una investigación por el mismo asunto.
La “loi Lang”
En Francia la ley es clara: cada editor o importador es el único que puede fijar el precio de un libro; los detallistas sólo puede rebajar esa cantidad un 5% (en el caso de las bibliotecas y colegios es diferente). La norma, instaurada en 1981 y llamada “loi Lang” (ley Lang) por el ministro de cultura del momento Jack Lang, no se aplica durante las rebajas o en los libros de ocasión. La polémica se ha mantenido viva desde entonces, ya que esta ordenanza se considera una restricción en la libertad de comercio. Ahora, con las posibilidades de compra y venta en la red, las editoriales señaladas anteriormente habrían decidido presuntamente pactar los precios de los libros electrónicos incurriendo en una vulneración a la normativa de competencia. Aún no hay pruebas al respecto sobre este supuesto cártel, pero en el país galo se ha abierto un debate sobre un cambio en la ley que permitiría a los editores fijar el precio del libro electrónico independientemente de donde se venda.
A mí me llamaba mucho la atención que el diccionario de la Real Academia tuviera IVA reducido se se compraba encuadernado (como libro que era) y un IVA normal (como si fuera un programa de ordenador) si se compraba en CD-ROM. ¿Es que no es un libro, con independencia del soporte?
ResponderEliminarSupongo que esa mentalidad empezará a cambiar con los libros electrónicos.
Saludos.
Bueno es que aunque tenga que pagarse al autor, me parece abusivo que un libro electrónico valga prácticamente lo mismo que uno en papel. Como romántica lectora, sigo prefiriendo el papel hasta que la cosa no se estabilice. Para ahorrarme 2 o 3 euros y gastarme 300 en el lector...
ResponderEliminarNos es grato saber que nos sigues. Al respecto de la noticia, el tiempo (y la Comisión Europea) dictaminarán si realmente hubo o no precio acordado para la venta de libros. Veremos qué pasa.
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